Era el cuarto día desde que zarpamos y las cosas estaban muy tranquilas, hasta esa noche. La gente reía, comía y brindaba en el gran comedor del barco, cuando un estruendo resonó en todo el Titanic. Pronto se empezaron a oír gritos de que nos estábamos hundiendo. Los marineros, asustados, nos lanzaron al agua fría. La gente se subió a nosotras, pero no éramos suficientes. Cuando todas estuvimos llenas nos soltaron. Y nos fuimos alejando del barco.
Escrito por: Alba Pazos Torres 1 ESO B
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