Conducía tranquilamente de regreso a casa. Paré en el semáforo en rojo y continué mi camino. Cuando, de repente, algo se me cruzó delante. Me frené, pero era demasiado tarde. Mi conductor se bajó. En el arcén estaba un anciano ensangrentado y muy quieto.
Escrito por: Alba 1º ESO B
No hay comentarios:
Publicar un comentario