sábado, 26 de marzo de 2011

El hundimiento de el Titanic


Miré el reloj de la pared, eran las diez y media. La cena había terminado dando lugar a la música y al baile. Estaba sentada en una silla, cuando, de repente, un estruendo recorrió la habitación. Todos corrieron a los balcones para ver qué había pasado. Por mucho que lo hubiese intentado jamás me habría imaginado que acabásemos de chocar contra un iceberg. El capitán intentó calmarnos diciendo que el choque no era motivo de preocupación Pero todo eso quedó en palabras en el momento que el suelo empezó a inclinarse y salimos para asombrarnos al ver que nos estábamos hundiendo. Pronto reinó el caos, todos corrían de un lado a otro gritando. Los marineros bajaron las balsas y nos dieron un chaleco salvavidas. Me subí a una de ellas que ya empezaba a llenarse. Cuando se llenó por completo la soltaron y nos fuimos alejando del barco. Hasta que, en la distancia, pudimos ver el barco partirse en dos y hundirse.

Escrito por: Alba Pazos Torres 1ESO B


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