jueves, 20 de junio de 2013

El hundimiento del Titanic según el iceberg



¡Maldición!Ahora siempre me echarán la culpa de lo que sucedió. No quería chocar. Fueron las olas las que me llevaron hasta él. Recuerdo aquel 14 de abril, a las 23:00. Llegué al camino entre Nueva York e Irlanda desde Groenlandia.Crucé el Océano Glacial Ártico, con un par de percances con un oso polar, que me arañó el costado, pero la familia de pingüinos era muy divertida. Me despedí de ellos a doce mil kilómetros de la península de Labrador. Cuando llegué al lugar de los hechos, vislumbré un barco que se dirigía hacia mí. La hélice aceleró todavía más su rumbo. Cuando los vigías advirtieron mi presencia, era demasiado tarde para hacer algo. El golpe fue en el costado, con gran dolor vi mis fragmentos dispersarse por esa mole de hierro. La marea me alejó de allí, pero no lo suficientemente rápido como para no oír los gritos de la gente.
Álex

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