Aquel 10 de abril de 1912 partimos del puerto de Southampton; a mí ya me habían sacado del agua para comenzar el viaje. Estuvieron bastante tiempo sin utilizarme. Cuatro días más tarde, el 14 de abril de 1912, alguien avistó un iceberg, intentaron echarme al agua pero me negué, era demasiado castigo para un ancla estar cuatro días sin tocar agua. Finalmente chocamos contra el iceberg y el barco se agrietó por seis partes, y después de ese largo tiempo sin contacto con el agua me caí al mar... he disfrutado demasiado, porque aún sigo allí y no logro salir.
Rubén, 1º ESO A
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