domingo, 12 de febrero de 2012

El camarote 314 relata el naufragio


Domingo,14 de abril de 1912

Los huéspedes que habían pasado las últimas noches en mí, se habían ido muy temprano,y aún no habían regresado. Estaba muy cansado, además de los muebles y los bártulos de los huéspedes, me sentía muy incómodo porque el servicio todavía no había pasado por el camarote 314 (que soy yo); aún estaban en el 217 y éramos 1703 camarotes. Te preguntarás por qué sé tanto sobre el Titanic,pues porque he escuchado a los huéspedes hablar sobre este tema. Eran las 7 de la tarde y empecé a notar que todos esos trastos se movían.

De repente oí un grito que decía: -¡Pónganse los chalecos salvavidas que encontrarán en sus camarotes!. Se oían los pasos de la gente corriendo desesperada,cuando, de repente,los huéspedes entraron y se pusieron el chaleco salvavidas lo más rápido posible. Volvieron a salir, ese fue mi último contacto con los humanos hasta ahora. Quedé totalmente inclinado, cuento esto por si a mí y a todos estos enseres nos pasa algo,que se tenga constancia de mi historia y que sepan que dudo mucho que el servicio pase por aquí nunca.

Atentamente, el camarote 314.
Lidia, 1º ESO A

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