Ayer el emperador se paseó por las calles de la ciudad en ropa interior, hasta que un niño se acercó a decirle que estaba desnudo.
Fuentes consultadas por este periódico han descubierto que el emperador fue engañado por dos granujas a los que encargó, a cambio de una fortuna, un traje que tenía la propiedad de resultar invisible a las personas estúpidas.
Los granujas se hicieron pasar por tejedores, afirmando ser capaces de fabricar la tela más hermosa y el emperador los creyó. Ninguno de sus asesores se atrevió a decirle nada, el emperador se paseó durante la procesión en ropa interior .Todo el mundo que veía el desfile decía que el traje era precioso, por miedo a parecer tontos. Finalmente, un niño se acercó al emperador y le preguntó porqué desfilaba sin ropa.
Ilustración de Vilhelm Pedersen
No hay comentarios:
Publicar un comentario