Desde la bodega...
En
la madrugada del 15 de abril de 1912, estaba yo navegando las cuestas de
Terranova, cuando, de repente, un iceberg me causó seis pequeñas
grietas. La bodega, es decir, yo no estaba preocupada pero pensé que solo
habían sido unos rasguños, cuando, de repente, me empecé a llenar de agua. A
lo lejos escuchaba una banda de música, me pareció extraño, porque este
barco tan lujoso iba a empezar a hundirse por momentos, pero ya sabía
por qué tocaban, era para calmar a la gente que iba en este barco tan
lujoso llamado Titanic. Poco a poco el agua entraba por las grietas que
me causara el iceberg. Los objetos que transportaba empezaron a flotar,
yo aún tenía la esperanza de que algún marinero pudiera tapar las
grietas y con ello no hundirme, al tocar la arena húmeda del océano,
pensé: "este barco jamás volverá a flote".
Marcos P.
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